quinta-feira, 2 de fevereiro de 2012

SI CONTROLAMOS LA LENGUA ...

Muchas veces escuche que al controlar lo que decimos y lo que pensamos podemos controlar nuestras circunstancias. No entendía cómo. No creía que fuera cierto. Pensé que era palabrería barata. No creí posible que al cambiar mi forma de pensar y mi forma de hablar mi vida cambiaría; sentiría diferente, actuaría diferente. Por eso emprecé a buscar bases y argumentos, pero no pseudocientífícos, no creo que sean sólidos, y tampoco científicos, tal vez no los entendería. Por ello decidí buscar bases bíblica, pues tenía el convencimiento que si ese hombre que pudo dividir en dos la historia de la humanidad, podría también dividir en dos la historia de mi vida, así que me puse a la tarea y encontré una perla:

"De la abundancia del corazón habla la boca"
Me pregunté, qué había en mi corazón? qué estaba diciendo mi boca? Era lo que decía lo que lograba que me sucediera esa secuencia de hechos "fatalistas"? La respuesta .... sí. Si seguia diciendo lo mismo, y haciendo lo mismo, obtendría el mismo resultado. Ya no podía llegar más abajo de donde estaba, aun que siempre se puede caer más; ahora era hora de salir del abismo.


Me encontré con un antiguo neurolinguista (aún cuando él no supiera que lo era), Santiago, el decía:

"Todos fallamos mucho. Si alguien nunca falla en lo que dice, es una persona *perfecta, capaz también de controlar todo su cuerpo. Cuando ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, podemos controlar todo el animal".

 Entonces entendí, lo que digo es lo que soy, entonces, ¿cómo decir lo que quiero ser?. ¿Cómo ser lo que quiero?. La respuesta es reprogramando mi mente. Primero debo pensar, después sentir, para poder decir y hacer.